Medicina Funcional

Junio 13 de 2025, Sandra Hoyos M.D.

¿Y si en lugar de simplemente tratar los síntomas de una enfermedad, nos preguntáramos por qué se originó? ¿Y si en vez de poner una “curita” sobre un problema crónico, buscáramos la causa real para sanar desde adentro? Este es el corazón de la Medicina Funcional, un enfoque médico que está transformando la manera en que entendemos la salud y la enfermedad.

Aunque pueda parecer una tendencia nueva, la idea de la “medicina funcional” tiene raíces profundas. Sorprendentemente, ya en 1871, la prestigiosa revista médica The Lancet publicó un articulo titulado “Una lectura clinica de medicina funcional”. En él, ya se exploraba una idea revolucionaria: para comprender qué nos enferma, primero debemos comprender a la perfección el funcionamiento normal del cuerpo humano.
Este concepto, aunque lógico, se fue diluyendo en un modelo de medicina más enfocado en el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad ya establecida. Sin embargo, el concepto resurgió con fuerza por una necesidad imperante.
Fue en 1992 cuando el Dr. Jeffrey Bland, reconocido como el padre de la Medicina Funcional, fundó el Instituto de Medicina Funcional (IFM). ¿La razón principal? La alarmante epidemia mundial de enfermedades crónicas (diabetes, enfermedades del corazón, autoinmunidad, etc.). Estas patologías no solo disminuyen la calidad de vida, sino que también suponen una carga económica insostenible para los sistemas de salud. La hipótesis era clara y poderosa: si atacamos el problema desde la raíz, podemos disminuir drásticamente la incidencia de estas enfermedades y, a su vez, liberar recursos para el crecimiento y bienestar de una nación.

La Medicina Funcional parte de una premisa validada por la ciencia: los estudios nos muestran que apenas un 10% de las enfermedades crónicas tienen una causa puramente genética. El 90% restante se puede atribuir a factores relacionados con nuestro estilo de vida y el entorno.
Esto es una noticia esperanzadora, porque significa que tenemos un poder inmenso sobre nuestra propia salud. En lugar de centrarnos únicamente en el diagnóstico (la etiqueta de la enfermedad), la Medicina Funcional se obsesiona con la pregunta “¿Por qué?”. ¿Por qué esta persona desarrolló esta condición?
Para encontrar la respuesta, no miramos a un solo órgano, sino a la red interconectada que es el cuerpo humano. Se enfoca en pilares fundamentales que, cuando están en desequilibrio, se convierten en la raíz de la enfermedad:

 

  • Nutrición y Salud Digestiva: Entendemos que el alimento es información para nuestras células. Múltiples estudios demuestran cómo las deficiencias nutricionales son un factor de riesgo directo para patologías como el cáncer o la diabetes.
  • Movimiento y Ejercicio: El sedentarismo altera procesos vitales, incluyendo nuestra microbiota intestinal, lo que desencadena una cascada de problemas inflamatorios y metabólicos.
  • Manejo del Estrés y las Emociones: Hoy es innegable la conexión entre el estrés crónico y los trastornos digestivos, la alteración hormonal y la supresión del sistema inmune.
  • El Sueño como Pilar: Dormir no es un lujo, es una necesidad biológica crítica para la reparación celular, la desintoxicación del cerebro y la regulación hormonal.
  • Control de Toxinas: Analizamos la exposición a toxinas medioambientales y también aquellas que nuestro propio organismo genera como subproducto del metabolismo.

Quizás la característica más importante de la Medicina Funcional es que es profundamente personalizada. Entiende que tú no eres un promedio estadístico. Para comprender lo que te enferma, te vemos como un ser integral, teniendo en cuenta: 

 

  • Tu Genética: La predisposición que tienes.
  • Tu Epigenética: Cómo tu estilo de vida (lo que comes, cómo te mueves, cómo duermes y sientes) está activando o silenciando los genes. 
  • Tu Entorno: Dónde vives, a qué te expones.
  • Tus emociones y Experiencias: Porque tu historia de vida también se escribe en tu biología.
                                                                                                                                                                                                                                                                                           
La Medicina Funcional no reemplaza a la medicina convencional, la complementa. Utiliza pruebas de laboratorio avanzadas para mirar marcadores que a menudo se pasan por alto y, con toda esa información, crea un mapa de salud único para ti. El objetivo no es solo aliviar tus síntomas, sino devolverle a tu cuerpo la capacidad innata de sanar y funcionar en su máximo potencial, creando salud a largo plazo.

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